jueves, 4 de marzo de 2010

Campañas de marketing telefónico

Siete de la tarde. Suena el teléfono fijo. Sí, sí, el fijo. Eso que se usaba antes de que inventaran los móviles.

¡Ring, ring!

David: (Comprobando el extraño número de la pantallita del fijo). ¿Diga?

Vocecilla: Hola, buenas tardes, le llamo de $compañía para comunicarle que tenemos cobertura completa en su siudad.

David: Uy, mira qué bien.

Vocecilla: Sí, a ver, es usted $nombre $apellido, ¿verdad?

David: Sí.... sí sí sí.

Vocecilla: Para informarle de la oferta, le voy a haser unas preguntas. ¿Usted tiene línea ADSL en casa?

David: (mientras chatea por Facebook). No, la verdad es que no, señorita. (ruido de teclas)

Vocecilla: Ah, bueno, pero al menos tiene línea telefónica. ¿Cuánto paga?

David: ¿Línea telefónica? (Con extrañeza) No, no, no, yo no tengo nada de eso.

Vocecilla: Sí, este... Me refiero a línea de teléfono de su casa, la línea con la compañía...

David: No, señorita, yo ... yo no tengo teléfono en casa.

Vocecilla: Bueno, no en su casa, donde sea... Al teléfono este que estoy llamando, señor $apellido.

David: (Con temple y desbordando sinceridad) No, le repito que usted se equivoca, ya me gustaría a mí, pero en casa, en esta casa, no hay teléfono. Vamos que nosotros no usamos de eso.

Vocecilla: ¿No hay teléfono? ¿Entonses dónde estoy llamando?

David: La verdad es que no sé. (Largo silencio) No lo entiendo (con asombro). Igual se ha equivocado.

Vocecilla: (con voz de no entender nada) Ah, pues... buenas tardes.

Ti-ti-ti-ti-ti....