No soy muy dado a esto de escribir en un blog,contando mi vida o cosas graciosas que me han pasado. En la vida no te pasan cosas graciosas, siempre le pasan a otro, y tú cuentas esas historias muchas veces asimilando que tú eres la persona a la que le ha pasado eso. Si cuentas la historia a gente que no la conoce, no pasa nada, pero si la cuentas ante gente que sí la conoce (la historia real, se entiende), empiezas a cuestionarte qué parte de la verdad saben, y qué parte no... ¿A que no tiene sentido? No, no lo tiene.
Al fin y al cabo, la vida es un fluir continuo de situaciones vergonzosas anexas unas a otras por periodos en los que no te pasa absolutamente nada. La vida debería ser justa, y ahorrarnos esos periodos en los que no pasa nada. Pensadlo: ¿no os gustaría pasar todos los momentos humillantes de un tirón y luego pasar inadvertido? Seguro que alguna vez os ha pasado eso. A mí me pasa cada vez que me subo a un escenario a "hacer teatro" (y lo entrecomillo por el eufemismo). Me gustaría que ese momento vergonzoso hubiera pasado hace mucho, y simplemente estuviera encima del escenario pasando inadvertido. Pero luego hablo (o escupo palabras, según se mire), y hay alguien que se ríe, o te grita: "¡guapo!", a lo que uno suele responder: "¡gracias mamá!" (David Lozano dixit), y empiezas a pensar que a lo mejor no es tan ridículo que estés allí encima. A lo mejor hay alguien que cree que lo que haces es gracioso. A lo mejor tus 3 meses de ensayo...bueno, tus 2 días de ensayo han merecido la pena porque hay una persona que se ríe ante algo que has dicho. Y en ese momento ya no piensas (ya no pienso) que estar ahí arriba es un error. Ver reir a unos desconocidos puede llenar de orgullo a mucha gente. Ver reir a tus padres, a tus amigos, no tiene precio. Así dan ganas de subir a un escenario a pasar miedo, a sentirte ridículo, extraño, avergonzado. Así me siento yo cada vez que me subo a un escenario: paso miedo, vergüenza. No por hacer más cosas dejas de tener miedo. Simplemente lo controlas.
Y mira que hemos hecho cosas juntos. La primera vez que me subí a un escenario a actuar aparecía yo solo, delante de 1000 personas. Tenía que haber un "becario" (David Lozano) a mi lado, y empezaba el sketch. Pero el becario no estaba. Se estaba cambiando. No le daba tiempo. Y yo estaba allí, delante, solo, acojonado, sudando, pasándolo muy mal. Tenía que decir algo, no podía estar un minuto sólo, mirando al vacío, mientras venía. O me hundía o salía a flote. Y empecé a improvisar. "¿Dónde está mi esclavo? ¿Dónde está mi esclavo?" Y en ese momento salió el becario, y la gente lo entendió (o quizás no), y empezó a reirse. Y yo pude volver a respirar. Y el sketch del siete siguió su curso.
Cada vez que recuerdo eso siento pánico y alegría, dos sentimientos contradictorios. Pero el que haya estado en la misma situación lo entenderá. Ya tengo algunos tiros pegados. Y no me considero mejor que el primer día. Pero sí me lo paso mejor que el primer día. Es un placer actuar junto a 4 "pedaso de pesoneh".
El día que esté en un grupo de amigos en los que se esté contando una historia en la que yo aparezca, y el otro se autoproclame protagonista de mi historia, simplemente sonreiré. Si se da cuenta de que sé que lo está diciendo es mentira, sonreiré más. Al fin y al cabo, ¿qué honor más grande hay que un amigo te homenajee contando una historia que es tuya en primera persona? Luego, cuando termine, quizás, me acerque y le diga al oido que esa historia es mía. Porque cada uno tiene sus historias, ¿verdad? Y cada uno debe decidir qué momentos vergonzosos debe explicar de su vida, y cuales dejar en el anonimato...
martes, 30 de septiembre de 2008
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4 comentarios:
ohhhhh
he tenido el placer de verte actuar (sin comillas) varias veces, y solo confirmar que eres un peasso de actor, y que consigues sacar unas buenas risas de cada uno de nosotros, así que adelante.
Monty... ¿no te estarás muriendo, no?
pues yo siempre me rio de ti! digo contigo!! ;)
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